sábado, 16 de junio de 2007

La Magia de la Basura

Rene Lavand es un mago argentino que tuvo la fatalidad de perder la mano derecha en un accidente cuando contaba tan solo 9 años. Su pasión por la magia, y el hecho de que todos los libros sobre este tema estaban dirigidos a magos con dos manos, le hizo aprender de forma autodidacta y con una técnica muy particular, lo que hoy se conoce por lentidigitación, o según su propia expresión, el "no se puede hacer más lento" (os recomiendo echar un vistazo por You Tube y quedaréis asombrados.

Rafael Melgar tuvo la fatalidad de tener que dejar la escuela a muy temprana edad. Tenía que trabajar para mantener a su familia, pero su pasión por hacer cosas, y el hecho de que los estudios estuvieran reservados para gentes más pudientes, le hizo aprender de forma autodidacta y con una técnica muy particular, lo que yo llamo Magia de la Basura, o según su propia expresión el "no tires eso que puede servir para algo" (os recomiendo echar un vistazo a vuestras vidas y quedareis asombrados).

Una de sus trucos más espectaculares lo recuerdo aún como si hubiera ocurrido ayer mismo, aunque en realidad sucedió hace unos 35 años ya. Ignacio y yo acostumbrábamos a esperar al Abuelo en la calle cuando venía de trabajar por la noche. Era verano y sobre las 11 de la noche (eran otros tiempos y podíamos andar solos por la calle a esas horas) lo vimos aparecer por el inicio de la calle con un objeto grande en las manos. Cuando nos acercamos para comprobar qué era aquello, descubrimos con sorpresa que se trataba de un coche de juguete, un Jaguar azul bastante estropeado, pero que aún conservaba el encanto de un juguete prohibido para nosotros, prohibido porque tenía pinta de ser bastante caro y por supuesto fuera de nuestro alcance.

-"Lo vi tirado en la basura y pensé: seguro que sirve para algo" nos dijo el Abuelo mientras subía para la casa acosado por nuestras preguntas. -"¿ Para que es eso papa?, ¿ es para nosotros?" repetíamos incansablemente. -"Ya lo veréis" contestaba el Abuelo con esa sonrisa tan característica que tenía cuando los demás ignorábamos lo que él ya tenía planeado.-

Pasaban las noches y en su taller aquel coche iba sufriendo una transformación estética y espiritual que no lográbamos a entender del todo, aún más, cuando vimos aparecer junto al coche una caja de aluminio, llena de cables y elementos electrónicos que siempre le hacía compañía. El coche y la caja eran inseparables, pero parecían dos elementos sin vida, y por lo tanto, sin mayor interés para nosotros.

Pasado cierto tiempo, una noche después de acostarnos apareció el Abuelo por el cuarto y nos dijo: -"salid y mirad esto". Ante nuestras miradas atónitas, allí estaba el coche en el suelo, con la mitad de las tripas fuera y la enigmática caja de aluminio en las manos de mi padre. Apretó un botón y el coche, como por arte de magia y sin cables de por medio, avanzó lentamente por el salón. Apretó otro botón y las ruedas cambiaban de dirección, otro más e iba marcha atrás, otro y se abrían unos faros en el capo y se iluminaban, aquello era increíble, mi padre era un auténtico mago; de la nada, de la basura, creó un juguete que, para aquella época, era auténtica y pura magia, La Magia de la Basura.

PD.- Lo cierto es que pasada aquella noche, no pudimos volver a jugar con aquel objeto tan maravilloso, tan increíble para nosotros y no recuerdo los motivos exactos de como ocurrió así. Lo que si me di cuenta con el tiempo es que la magia no estaba en el coche, increíblemente la magia estaba en él, en la forma de afrontar los retos y en la capacidad que tenía para aprender por su cuenta. Gracias a él, ya se donde está el truco de la vida.

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