Soluciones prácticas
Decía ayer, que se le quedaron pocas cosas pendientes. En realidad, la expresión puede resultar un tanto confusa en tanto que le quedaba también mucha capacidad por hacer. El sentido que le quería dar a ese comentario es sencillamente que había tenido una vida plena y satisfactoria y que, sobre todo desde su jubilación, había seguido disfrutando muchísimo con sus dos grandes pasiones: el trabajo y su familia. Y esto, en los últimos 10 años, había tenido una plenitud y una satisfacción que yo firmaría, sin pensarlo, para mis últimos diez años.
Sin embargo, hoy reflexionaba sobre el hecho de que aún le quedaba mucha capacidad para intervenir en nuestras vidas. No sólo emocionalmente, que eso está fuera de toda duda, sino también, operativamente. Es decir, a pesar de sus limitaciones físicas, aún le podíamos preguntar: -"¿Cómo puedo hacer para...?". Y no se trataba de la búsqueda de un simple consejo, sino de una solución que sólo él, con la gran capacidad adquirida, era capaz -entre todos nosotros- de aportar.
Y esa pérdida, frente al gran pesar que nos ocasiona, también nos debe hacer reflexionar sobre lo positivo que es llegar al final de una vida -una larga vida- con esa gran capacidad para proveer de soluciones prácticas a múltiples problemas que le hemos planteado hasta el último momento.
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