viernes, 21 de diciembre de 2007

Querido Padre

Hoy me andan las neuronas sin ganas de diversión y con poco ánimo para la sinapsis. Vagan en solitario por un desierto cerebral oscuro y que amenaza tormenta. Se las ve tristes, mustias y sin consuelo ante cualquier materias gris que lo intente.

Querido padre: hoy te recuerdo como cada día y cada día te recuerdo más. Al cabo de cualquiera de las jornadas se quedan sin respuesta decenas de preguntas de las que eras destinatario natural. Se quedan sin preguntar y se quedan sin responder, y se quedan carcomiéndome las entrañas y sin poder evitar que no surja una nueva ocasión de preguntar que, inevitablemente, se quedará de nuevo sin responder.

Hace una año, algunos días menos, la vida de partió el corazón en dos. Pero de una forma que aún me cuesta explicarme, le arrebataste a esa vida la una de esas partes obligándola a permanece a tu lado. Por un espacio de casi seis meses. Tiempo extra, ya te lo decía, que lo disfrutaste con dignidad, buen humor, absoluta presteza intelectual y, cómo no, un deseo de permanencia entre esa familia que tanto que quería y a la que tanto dabas.

Nos esperan unas jornadas duras en los próximos días. Tu recuerdo tiene que ser, no sólo el motivo de nuestra congoja, sino el asidero principal para que hagamos lo que tanto deseabas: seguir juntos. Por ti, lo haremos padre. Pero también por nosotros y, sobre todo por esa mujer a la que le hubiese encantado acompañarte si no fuera por su poderoso sentido del sacrificio que siempre ha tenido con nosotros.

Las pasaremos juntos, y de alguna manera, contigo…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Entro a escribir algo y encuentro que mucho de lo que tenía que decir,ya lo has puesto tú.Hoy pedía a voces,en nuestro foro un "electricista" y sentía las mismas sensaciones que describes: preguntas sin respuestas diariamente,a cualquier hora...Precisamente leía esta tarde un articulo en una revista con el título "Cuando la ausencia pesa más" Entre otras cosas decía que las fechas navideñas pueden ser alegres o convertirse en una carga abrumadora si falta alguno de nuestros seres queridos...La mejor medicina para intentar superar la ausencia de alguien muy próximo es estar cerca de los que aún nos rodean...No es agradable estar tristes y mucho menos durante estas fiestas de Navidad,pero la tristeza y la pena que se siente por la pérdida de un ser querido no sólo es lógica,sino que es saludable...Cuando se ha sufrido la pérdida de un ser querido,se necesita un recogimiento dentro de lo psíquico para acomodar nuestra relación con la persona que ya no está,pero que pasa a formar parte de nuestros recuerdos.El duelo provoca dolor porque todo aquello que teníamos depositado en la persona que perdimos tenemos que recomodarlo.Pero no sólo produce dolor la ausencia de la persona,sino el lugar que nosotros acupábamos para ella.La hemorragia interna de afectos que se produce necesita tiempo para curarse.La mejor medicina es estar cerca de los que aún nos rodean.
Quizás no haya más que decir.